23 de noviembre de 2014
El orgullo del Caballero de Pardaillan
23 de diciembre de 2007
Albergue Pardaillan
Para el Caballero la felicidad siempre fue efímera, tanto con Luisa como con Rosa, y a pesar de la nostalgia que sintió al colgar la espada, creo que hubiera esperado que su vida junto a Rosa durara un poco mas.
Con la conclusión de este capitulo, terminan por morir también todos los personajes que aparecieron durante la juventud de Pardaillan, desde Catalina y Maurevert, hasta Pipeau y Rosa.
Era inevitable que los acontecimientos siguieran este curso, aun así siempre me producirá tristeza que Rosa haya tenido que morir para que la historia del Caballero de Pardaillan continuara. Un amor que espero durante tanto tiempo y que tuvo como su mas grande gesto el
convertir su posada en el "Albergue Pardaillan", fue sin duda una de las partes mas emotivas de toda la historia.
21 de diciembre de 2007
Los mejores duelos de Juan de Pardaillan
1.- El duelo contra Saetta, me fascina ese momento cuando para la famosa estocada del italiano
2.- El duelo que tiene el caballero contra su padre, cuando en la obscuridad trata de rescatar a Luisa, muy emocionante cuando el viejo Pardaillan para la estocada de su hijo.
3.- Es magnífica la confrontación que Pardaillan tiene contra Luigi Capello, en el camino a orillas del mar cuando destruye la carta que Fausta le mandaba al General Farnesio.
4.- Imposible no recordar el duelo con Fausta enmascarada a las afueras de "La Adivinadora"
5.- El mejor duelo contra Bussi- Leclerc es, a mi juicio, el que tienen en el calobozo y el caballero lo desarma por segunda vez, para despues visitar la Bastilla.
6.- El duelo que tiene contra Bussi en España, al terminar la corrida de toros, cuando lo leí por primera vez me indignó el ardid de la espada limada, pero me encanta de igual manera la forma en que lo vuelve a desarmar.
7.- Por lo que significa y lo dramatico de la escena, no puedo dejar de mencionar como desafia al Duque de Guisa a duelo y como con una sola estocada lo elimina.
8.- El primer duelo con Bussi siempre será uno de mis favoritos, por la fama que precede a Bussi y la expectativa que genera, amen de las aspas del molino y el gran escape.
9.- Barba Roja quiso burlarse del caballero y lo pagó saltando una varilla de ujier, es una de mis escenas preferidas, por la frialdad del caballero al recibir las primeras burlas y tambien por la actitud caballeresca que tienen los tres ex ordinarios para con Pardaillan.
10.- Memorables palabras de Bemia pregundando por Dios. Con la jabalina que sirviera para dar muerte al Almirante Coligny, el cabllero clavó a Bemia a la pared "como una mariposa en un carton de naturalista". Magnífica escena en el marco de la jornada de San Bartolomé
7 de noviembre de 2007
ARRIÈRE PENSÉE
Es solo mi voz el sonido
de esta noche despejada,
es solo el murmullo de mi voz
el sonido que envuelve
el vacío de las palabras.
Letras nombradas,
definiendo las incongruencias
de mi mismo con mi alrededor,
las ansias despavoridas e infantiles,
un anhelo fugaz de comprensión.
Sólo existo en ti
al conocerme desde fuera,
difícil y tan viciado conocimiento
de mi mismo en esta profunda cotidianidad,
invisible ambiente de mis exigencias.
Es solo mi voz el sonido
de esta consciencia atribulada,
sonido del silencio
del ineludible descubrimiento
de lo que no soy aun,
por que de repente volteas
a tu alrededor y te das cuenta
de tu solitaria individualidad,
deseos de encontrarte,
dentro o afuera, pero sólo porque no estas.
Sólo intuyo mi egoísmo,
a la soberbia raíz de mis palabras,
letras de belleza desplazada a mi silencio,
intento de pensar diferente un pensamiento
que yo no veo en mi,
que me niego a aceptar
que existe mas allá de ti,
y es que de repente me asomo a mi interior
y me da miedo entender
que soy solo una gota del odio y la inspiración
de una humanidad que no sentí yo,
deseos de ser mi propia fuente,
de sentir mi propio amor.
Soy el rostro oculto de quien
nombra las palabras,
pensamiento secreto
adivinado en la normalidad de tu mirada.
Me siento solo al comprender
que te necesito mas allá
de la común satisfacción de mis instintos,
que somos algo mas que
una nube de invierno
que vuela sin querer llover,
mas que los sueños olvidados
en tu lejano amanecer,
cuando nunca imaginaste
escribir tu mas sencillo desvarío.
Es mi voz, solo mi voz
el silencio que mata la flor de mi palabra,
voz de lo desconocido,
de lo inaceptado,
inspiración que no quería que llegaras
porque me descubro y casi acepto que te amo
E.M.M.
15 de marzo de 2007
La epopeya
–Sí, estaba en la "Posada de la Esperanza" en compañia del gitano. La llamaban Violeta.
El rostro de Pardaillan se transfiguró. Dirigio una rápida mirada en torno suyo y pudo ver a la multitud y al estrado lleno de hidalgos. Luego su mirada expreso vivísima lástima.
–¡VAMOS! –exclamó casi en alta voz–.VAMOS A INTENTAR LO IMPOSIBLE, Y SI ES PRECISO MORIR AQUI, ELLO SERÁ FINAL DIGNO DE MI VIDA.
Luisa habia seguido, por asi decirlo, el pensamiento del caballero. Oyó las palabras que pronunció y vio como iba a reunirse con el duque de Angulema. Y con la rapidez intuitiva que en ciertas ocasiones es mas rapida que el relámpago, la pobre mujer se dijo:
–Ama a la condenada. Por eso fué a buscarla a la posada. Va a morir por ella.
Pardaillan llegó adonde estaba Carlos. El instante era supremo y era preciso arriesgar el todo por el todo.
–¿Que mirais? –preguntó.
El duque se volvió observando que Pardaillan estaba blanco como el papel, pero no tuvo tiempo de contestar, porque el caballero extendia el brazo hacia la condenada, que se hallaba a veinte pasos de la pira. Con voz asustable por lo tranquila en aquellos instantes, dijo:
–Allí es donde debéis mirar.
Carlos volvióse y al divisar a su amada se tambaleó. Dió un grito que domino los de la multitud y atrajo la atencion de Guisa, Fausta, Mainevile, Bussi-Leclerc, y, en una palabra, de todo el mundo.
Y al mismo tiempo, Carlos, seguido de Pardaillan, se lanzó hacia delante.
–¡Sí, sí! –exclamo Carlos–. Morir por ella. Con ella.
...
Pardaillan, con el traje desgarrado por los golpes de pica, ensangrentado, con los cabellos erizados, franqueo como una bala las filas de los arcabuceros.
–¡Atrás! –gritaron los guardias que sostenian a Violeta.
La espada del caballero se levantó, describiendo un circulo y el pomo de hierro cayó sobre la sien de uno de ellos; el otro retrocedió y en el mismo instante el caballero cogió a Violeta en los brazos. Pardaillan echó a Violeta en los brazos de Carlos y le dijo con intraducible acento:
–¡Ahi tenéis a vuestra novia! –¡Adelante! –rugió Pardaillan.
Y seguido de Carlos, que habia tirado la espada para llevar a Violeta en sus brazos, echó a andar. ¿Hacia dónde iba? ¿A que punto de aquella plaza ocupada por la furiosa multitud? ¿Marchaba al azar? No. De una mirada descubrio el lugar posible de retiro, mejor dicho, casi imposible de concebir, pero no para él. Pardaillan era hombre que en cuanto habia concebido una idea la ejecutaba.
–¡Los caballos! –dijo señalando a Carlos las monturas de la escolta, agrupadas cerca del estrado.
Pardaillan llegó hasta ahi en el momento en que una veintena de hidalgos se precipitaban sobre él, todos a la vez. Entonces se puso la espada de través entre los dientes. Cogió a Carlos y a Violeta y con terrible esfuerzo levanto a los dos. Carlos subió a caballo y Violeta, sentada ante el cogiase a su cuerpo con los dos brazos.
–¡Matadlo! ¡Matadlo! –gritaban los hidalgos.
Pardaillan vió que estaba solo. Solo contra doscientos o trescientos hidalgos. Solo contra quinientos o seiscientos guardias. Y finalmente, solo contra veinte mil furiosos que llenaban la plaza de la Grève.
Entonces Pardaillan sonrió.